Llevo un mes escuchando música en mi viejo iPod Touch. No echo de menos Spotify
La música en streaming forma parte de mi smartphone. Desde hace años: suelo escuchar al vuelo Spotify, Apple Music, YouTube Music… El servicio que utilice en el momento. Y añoraba ese tiempo en el que tenía toda la música en el dispositivo y no me dejaba llevar por las distracciones del smartphone. Mi viejo iPod Touch me ha devuelto esa experiencia.
Otros tiempos. Conservo un iPod de tercera generación al que se le murió la batería y que no he sabido revivir. El que sí volvió a la vida fue mi iPod touch de sexta generación, un «mini iPhone» de 2015 sin teléfono que incluye conector de auriculares y la delgadez del nuevo iPhone Air. No ocupa apenas espacio y es cómodo de usar, perfecto para llevarlo de paseo.
En su momento le cargué mi biblioteca de MP3 con todos mis discos comprimidos a ese formato. Lo usaba sin conexión a Internet y es lo mismo que estoy haciendo ahora. Además, no prescindo de auriculares Bluetooth: el iPod touch incluye Bluetooth.
Que vuelven con fuerza. El smartphone terminó conquistando el resto de dispositivos. Es cierto que puede sustituir a muchos, pero con un problema añadido: enturbiar con las notificaciones, redes sociales y mensajería. En mi iPod touch no he instalado nada de eso: queda relegado a mero reproductor. Me evita el deseo de consultar lo pendiente cuando me relajo escuchando música.
Hace poco vi un iPod clásico en una biblioteca. Lo tenía un chico sobre la mesa en vez del habitual smartphone: me despertó la atención y la envidia. Porque no hay nada mejor para hacer una tarea que utilizar un dispositivo especializado en ella.
Izquierda, iPod Touch; derecha, iPhone 16 pro
Cuanto menos use el móvil, mejor. No considero que el teléfono sea un peligro, sigo pensando que el culpable de abusar de él es quien lo usa. Eso no quita que se haya convertido en un ladrón de tiempo: con unas aplicaciones cuyo único sentido es que permanezcamos lo máximo posible en ellas, cuanto más autocontrol tengamos, mejor.
El iPod Touch es perfecto para evadirme del uso del teléfono. Tengo toda mi biblioteca de música propia, puedo bajarme las listas que quiera de las plataformas, me permite usar directamente mis auriculares con cable, no pierdo la opción del Bluetooth y ocupa mucho menos espacio que el móvil. Y sin que pierda por completo el streaming, incluido el de Spotify.
Sigo llevando el teléfono, obviamente, pero lo mantengo escondido mientras el iPod ejerce de protagonista. No imaginaba que volvería a los 2000, esos tiempos en los que llevaba móvil y reproductor, pero aquí estoy. Los dos siguen maridando perfectamente.
Mi viejo iPod de tercera generación cayó en combate
Siguiente objetivo: recuperar mi viejo iPod. El iPod touch está bien, aunque lo que me gustaría es revivir mi viejo iPod de tercera generación. Lo he intentado, sin éxito: el disco duro está corrupto. Fue mi primer reproductor de MP3 y, también, el primero dispositivo de Apple que tuve en mi vida. Cambió por completo mi manera de escuchar música, igual que el smartphone hizo diez años más tarde.
Imagen de portada | Iván Linares
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