Hace casi un año una bebé originó un debate en España al poco de nacer cuando una jueza del Registro Civil de Vitoria se negó a inscribirla con el nombre que los padres querían ponerle: “Hazia”, que en euskera significa “semilla”. En Magnet contamos por qué argumentaba que el nombre tenía connotaciones negativas, ya que también podía significar “semen”, en euskera. Los padres de la recién nacida recurrieron esa decisión. Y ahora, once meses después, la Dirección de Seguridad Jurídica y Fe Pública, dependiente del Ministerio de Justicia, ha anulado aquella resolución judicial y ha dado la razón a los padres.
Hazia ya es un nombre legal. Y te contamos por qué.
Algo de contexto. Todo comenzó cuando los padres de la pequeña se dirigieron al registro civil y se les denegó la solicitud de llamar a su bebé Hazia porque “no se correspondía con ninguno de los nombres consignados en los archivos de Euskaltzaindia” y se les requirió que “diesen otro nombre al nacido”. El motivo fue que Hazia tenía connotaciones peyorativas, ya que significa “semilla” en euskera, en el más amplio sentido de la palabra. Esto quiere decir que también abarca a términos como “semen”, “esperma” o “eyacular”.
Ante la negativa de los padres a buscar una alternativa, la jueza impuso uno propio, pero similar: “Zía”, que en latín significa lo mismo. La familia tomó aquella decisión como un “ataque” a su “derecho a elegir el nombre de la niña” y llevó el caso a los medios. “Se va a llamar Hazia y vamos a hacer todo lo posible”, señaló la familia tras conocer la resolución judicial, escudándose en que hay un organismo del Gobierno vasco que se llama Hazi sin ninguna connotación peyorativa.
Qué dice la ley. Para entender por qué se tomó esa decisión, hay que acudir a la Ley de Registro Civil, que indica en su artículo 51 que “no podrán imponerse nombres que sean contrarios a la dignidad de la persona ni los que hagan confusa la identificación”. Además el artículo 54 establece que “quedan prohibidos los nombres que objetivamente perjudiquen a la persona, así como los diminutivos o variantes familiares y coloquiales que no hayan alcanzado sustantividad, los que hagan confusa la identificación y los que induzcan en su conjunto a error en cuanto al sexo”. Por último, el artículo 192 del Reglamento del Registro Civil obliga a que el nombre elegido no resulte “contrario al decoro”.
La resolución. Sin embargo, ahora, once meses después, un juzgado de Vitoria ha comunicado que una resolución de la Dirección de Seguridad Jurídica y Fe Pública acepta inscribir a la menor con el nombre Hazia. Y declara “la nulidad de la resolución de denegación de nombre dictada por la responsable del Registro Civil de Vitoria y su imposición del nombre Zia, autorizándose la inscripción de la menor con el nombre Hazia”.
¿Por qué? Según un informe de Euskaltzaindia (la Academia de la Lengua vasca), no existe “ningún impedimento” a llamarla Hazia pese a que su archivo onomástico no incluye este nombre. Según el organismo, Hazia, que figura como “semilla” en la primera acepción del diccionario, es también un derivado del verbo hazi, que significa criar, mantener, alimentar, nutrir.
Así, la institución entiende que no hay “inconveniente” en usar ese nombre, “como ocurre con otros nombres derivados de un nombre común”. Y pone los ejemplos de Amets (sueño), Haizea (aire), Nahia (deseo), Zeru (cielo) o Zuhaitz (árbol), en los que de vez en cuando también se dan problemas en los registros civiles por el género asociado al nombre.
Otros casos polémicos. Tal y como hemos explicado en Magnet en este otro artículo, aunque la ley es clara, su aplicación suele ser confusa. Por ejemplo, el nombre “Zigor” sí ha sido admitido en varias ocasiones por el Registro Civil, aunque significa “castigo” en euskera, una palabra más problemática que “semilla”. Mientras que “Ordots”, que significa “cerdo”, no lo ha sido.
De hecho, hay muchos otros casos de nombres que son sustantivos, como Dolores, Concepción, Angustias o Concha. También Lobo o León, que han causado otras polémicas anteriormente. Se aceptan porque antes hubo personas llamadas así. El dolor de cabeza al que se enfrenta ahora el Registro Civil es que muchos padres están eligiendo nombres de personajes ficticios provenientes de series de televisión, como Daenerys, Aria o Aisaia. Y no hay precedentes en muchos de los casos.
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