Ingenuity se concibió como un demostrador tecnológico. El primer helicóptero destinado a volar en otro mundo, en la superficie de Marte, pero sin más pretensión que la de una prueba de concepto para futuras misiones. No es casualidad que el pequeño helicóptero, parecido a un dron, llevara consigo un trozo de tela del primer aeroplano de los hermanos Wright, y que el primer lugar del planeta rojo desde el que despegó fuera bautizado como Wright Brothers Field.
Pero a diferencia del aeroplano de los hermanos Wright, que se usó cuatro veces, Ingenuity ha completado con éxito más de 60 vuelos.
Del alfabeto latino al griego. Aunque la misión iba a durar solo cinco vuelos, Ingenuity ha volado un total de 62 veces desde que despegó por primera vez el 19 de abril de 2021. Para identificar los diferentes puntos de Marte desde los que ha despegado y aterrizado desde entonces (siempre a una prudencial distancia del rover Perseverance, del que depende para la comunicación con la Tierra), la NASA empezó a nombrar cada lugar como “campo de vuelo A”, “campo de vuelo B”, “campo de vuelo C”…
En el vuelo 40, la agencia espacial ya se había quedado sin letras del alfabeto latino y tuvo que empezar a usar las griegas: “campo de vuelo Beta”, “campo de vuelo Gamma”, “campo de vuelo Épsilon”… Ahora van por tau, y cabe preguntarse qué nomenclatura usarán cuando Ingenuity llegue a Omega.
El helicóptero marciano sigue batiendo récords. El vuelo 61, el último confirmado, batió un récord de elevación al alcanzar los 24 metros desde el suelo. El récord anterior era de 20 metros y tuvo lugar apenas tres semanas antes, durante el vuelo 59. Para el vuelo 62, que ocurrió el 12 de octubre, la NASA había programado un récord de velocidad: diez metros por segundo en vez de ocho. Los resultados de este vuelo aún están por confirmar, pero se sumarían a los 13,64 km de distancia recorrida y 110,9 minutos de vuelo que lleva acumulados el helicóptero marciano.
Una nueva prioridad dentro de la NASA. El éxito inusitado de Ingenuity allana el camino para futuras misiones planetarias de la NASA, especialmente dentro del JPL (que diseñó y controla el helicóptero). Dos versiones mejoradas del Ingenuity volarán a Marte en una misión conjunta de la NASA y la Agencia Espacial Europea para recuperar las muestras recogidas por el rover Perseverance. Más tarde, el Mars Science Helicopter explorará regiones escarpadas del planeta rojo con rotores más potentes.
Rotores enormes para volar en la débil atmósfera de Marte. Ingenuity mide medio metro y pesa 1,8 kg. Si consigue volar en la tenue atmósfera marciana es gracias a cuatro grandes palas de fibra de carbono dispuestas en dos rotores que giran en direcciones opuestas a 2.400 revoluciones por minuto. En comparación, el rotor de un helicóptero terrestre gira a 250-500 rpm. La comparación no es descabellada: a diferencia de los drones de consumo, el Ingenuity no se controla cambiando las velocidades del rotor, sino de la misma manera que los helicópteros: cambiando el ángulo de inclinación de las palas.
Algunos sustos y muchas alegrías. Ingenuity se alimenta de la energía solar que almacena en seis baterías de litio. El polvo marciano es implacable y se va acumulando en sus paneles solares. Los rotores logran sacudir gran parte del polvo la mayoría de las veces, pero en ocasiones, el helicóptero no ha podido cargarse a tiempo y ha entrado en modo ahorro de energía.
Ocurrió el año pasado, cuando Ingenuity llevaba varias horas sin contestar y la NASA tomó una decisión insólita: detener las actividades del rover Perseverance para ponerlo a “escuchar”, por si el helicóptero lo llamaba (así fue). Volvió a ocurrir hace unos meses, cuando el helicóptero quedó en una ubicación sin cobertura para comunicarse con Perseverance y la NASA decidió acercar el rover para salvarlo. El helicóptero tiene hoy una salud de hierro.
Imagen | NASA JPL