Ya estamos acostumbrados a ver subastas de algunas unidades antiguas de los iPhone, algunas llegando a venderse por cantidades de dinero superiores a lo que te puede costar un Tesla. Son unidades en su caja, precintadas, de los modelos originales que se lanzaron en 2007.
Pero hubo un iPhone más moderno que logró venderse por casi 100.000 euros, una suma récord. Un iPhone 5S nada menos, y el motivo no es que estuviera sin abrir o que tuviera algún defecto de fabricación que lo hiciera único. El motivo por el que se llegó a vender tan caro era un juego.
Hace ya casi diez años que ocurrió, y fue uno de esos hechos que demostró el impacto que puede tener un juego en la App Store. En primavera de 2013 apareció un juego llamado Flappy Bird, que recordarás si llevas un tiempo con nosotros. El juego, creado por Dong Nguyen, tenía una sencillez y adicción que enganchó a millones de personas.
De hecho el juego murió por su propio éxito: generaba decenas de miles de dólares en ingresos al día para su creador, pero él mismo dijo que “arruinaba su simple vida”. Y por ese motivo, Dong retiró Flappy Bird de la App Store en febrero de 2014. A partir de ese momento, todos los iPhone que tenían instalado ese juego pasaban a ser muy valiosos.
Y uno de esos iPhone era el iPhone 5S que acabó siendo subastado por casi 100.000 dólares en eBay. No era el teléfono en sí, si no que era el juego que llevaba instalado. Porque una vez lo desinstalabas ya era imposible recuperarlo. El vicio era demasiado fuerte como para abandonarlo de esta forma y había quien estaba dispuesto a pagar mucho dinero para poder seguir jugándolo.
Dudo que volvamos a ver algo de este calibre. El último fenómeno semejante que recuerdo es el de Pokémon Go en sus inicios, que provocaba auténticas avalanchas de gente en las calles. Ahora el juego sigue existiendo, pero sin causar la misma sensación que antes. El modelo de anuncios y suscripciones presente ahora mismo hace mucho más difícil que haya este tipo de hits, aunque quién sabe… nada es imposible.
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