Vengo de jugar una demo de Ghostrunner 2, y me ha gustado mucho. Cero sorpresas con eso, también te digo, porque el original de 2020 fue un juegazo y una visita obligatoria para todo el que tenga un mínimo de interés por el speedrunning. Bien, ¿cómo ha cambiado la secuela? Pues te lo resumo con suma facilidad: ha enriquecido su sandbox, punto. Tienes más habilidades, hay algunos arquetipos de enemigo nuevos y los niveles traen consigo unos cuantos elementos interactuables que no estaban en el primero. Todo ello, sin tocar mucho las cosas que ya nos funcionaban anteriormente. Un “más y mejor” de manual, vamos, que no es una queja en absoluto: al revés.
Igual suena a poco, lo sé, pero a la hora de ponerse a los mandos a uno le queda más que claro que GR2 ha evolucionado lo suyo; te das cuenta tras apenas un par de vueltas al recorrido de pruebas. En otras palabras, si te gustan los juegos de agilidad y desafiar al reloj al estilo de Mirror’s Edge o Neon White, definitivamente harías bien en tener esto en el radar. Al margen de la mecánica, por cierto, la ambientación también me ha parecido bastante refrescante: a falta de explorar el exterior de Dharma Tower, la oscura ciudad cyberpunk que sirvió como telón de fondo para el primer juego, el entorno se ha vuelto más colorido y variado que el anterior. Y la música sigue teniendo auténticos temazos, claro.
El “sucesor” de Mirror’s Edge, ahora en moto
Por si no estabas muy puesto en el tema, el Ghostrunner original acumula más de un millón de copias vendidas a fecha de julio de 2023; una cifra lo suficientemente atractiva como para animar a 505 Games a comprar la licencia e invertir de inmediato en la secuela que nos atañe, lo cual es genial en mi humilde opinión porque actualmente no existen muchos juegos similares en el mercado; menos aún con este prisma y presupuesto de doble-A. Con este panorama, claro, la acción resulta (aún) más bombástica que antes: Jack, el ninja cíborg que protagoniza esta entrega, no solo coquetea con nuevos poderes sino que también tiene una moto con sus propios niveles temáticos, todo entremezclado.
Antes de tomar la pista —solo tardas unos minutos en llegar a este punto— primero hay que pasar por el resto del primer nivel de la campaña, que es súper fiel al de su predecesor: incluso la primera cinemática es una reconstrucción de la que tuvo aquel. Es totalmente posible jugar despacio y con buena letra, tomando buena nota de los tutoriales y tomándose cada sección de plataformeo o de combate como un reto individual; pero es infinitamente más divertido jugar a ser el demonio de la velocidad, enlazando tácticas de bunny hopping con tu propia experiencia en cada nivel para economizar cada una de tus acciones.
No sé hasta qué punto el patrón se repite a lo largo de toda la campaña porque solo he tenido acceso a una demo limitada, pero los combates de Ghostrunner 2 me han parecido acertadamente organizados de tal manera que algunas habitaciones se puedan resolver enteras con un par de pulsaciones (p. ej. empujo un bidón rojo a un grupo grande de enemigos y lo exploto con un shuriken) mientras que otras más intensas tienen aún más profundidad y posibilidades que en el primer GR. Me queda claro que en One More Level son perfectamente conscientes de cómo juegan sus fans más dedicados, y han diseñado sus escenarios de tal manera que si sabes lo que haces, puedes saltarte muchos pasillos que son más obvios.
En cuanto a la moto que tanto se ha promocionado, diría que de momento es un añadido bastante acertado. No roba demasiado protagonismo a la acción “de siempre” pero sí la complementa con un ritmo propio que de momento, encuentro bastante acertado. La idea, a grandes rasgos, es que el juego te pide acelerar constantemente, pero frenar ni siquiera es posible. Hay mucho de esquivar cosas, de saltar de un lado a otro de la carretera, de activar botones en momentos clave y lo que a mí me ha convencido más, de conducir por las paredes. Porque esto no se conforma solo con pasillos tradicionales, no; algunos son conductos redondos que no diferencian entre suelos y techos y toca pensar en un plano de 360º que no estamos acostumbrados a ver en esta clase de juegos.
De momento, diría que Ghostrunner 2 pinta bastante bien al margen de que ya hubieses jugado al anterior o que no. Hay un poquito más de rompecabezas en sus combates y sus plataformeos, algunos enemigos te obligan a actuar de otra forma y la moto se ha implementado como tenía que llegar. En lo tocante a rendimiento, debes saber que la versión que he probado es la de PC, se trata de una build de un juego en desarrollo y además estaba restringido a DirectX 11 (una vez esté terminado, ofrecerá soporte para DX12) y de momento, no está mal: no diría que es estable del todo, pero definitivamente no apunta a ser nada que no se pueda mover con normalidad trasteando con la pestaña de ajustes gráficos.
Como recordatorio, Ghostrunner 2 llega el 26 de octubre a PC, Xbox Series X|S y PlayStation 5. Si te haces con la «Brutal Edition» entonces tendrás un par de días de acceso anticipado, así que podrás comenzar a jugar desde el 24.