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La salida a bolsa de ARM es un caramelo. Apple, Samsung, Intel o Nvidia están al acecho


ARM es uno de los reyes de la industria tecnológica. No fabrica sus chips, pero sus diseños, patentes y tecnologías permiten que otras empresas desarrollen sus procesadores. Es una empresa vital porque, gracias a ARM Technology License (ATL) y a ARM Architectural License (ALL), permite que gigantes como Qualcomm, Nvidia o Apple diseñen y fabriquen sus procesadores y GPU.

La empresa pertenece al grupo japonés SoftBank, una multinacional que se hizo con la empresa británica ARM Holdings en 2016 por 29.000 millones de euros. Desde hace un tiempo, SoftBank busca rentabilizar aún más ARM, y la solución está en la salida a bolsa. Esperan conseguir una capitalización bestial y ya hay tiburones detrás de la presa.

Una salida a bolsa que se resistía. Con ARM ha pasado algo similar a lo que acaba de ocurrir con Microsoft y Activision-Blizzard. En septiembre de 2020, Nvidia quiso hacerse con ARM y adquirió la empresa por 40.000 millones de dólares. Sin embargo, una operación de este estilo debe pasar por el análisis de las autoridades que, debido a sospechas de competencia desleal, impidieron la compra en 2022. Lo de Microsoft y Activision ha terminado de otro modo, con la compra final por parte de los de Redmond.

80.000 millones de dólares. Tras el fiasco, parece que la solución pasa por salir a bolsa. El objetivo, según Bloomberg, es lograr una valoración de entre 60.000 y 70.000 millones de dólares. Según la propia SoftBank, la intención es una valoración de 80.000 millones.

De la manera que sea, se confía en que la salida a bolsa se producirá a mediados o finales de septiembre y, como leemos en Nikkei, ARM espera que sean los grandes fabricantes de chips los que se conviertan en accionistas a medio y largo plazo.

Gigantes a la caza. Hay varios motivos por los que las principales potencias tecnológicas podrían querer un trozo del pastel de ARM. El principal es porque el negocio actual depende de ello. El interés de Nvidia es evidente tras el intento de compra de hace unos años. Intel se asoció hace poco con ARM para desarrollar procesadores de 1,8 nanómetros para smartphones y quitar mercado a la todopoderosa TSMC.

Apple y Samsung en el ajo. Ambas, actualmente, dependen de los diseños de ARM. Apple, aparte de en los iPhone (los móviles que siguen empujando el segmento a nivel comercial), utiliza procesadores con arquitectura ARM en sus AirPods -el H2 en los AirPods 2– en los Mac, en los iPad y hasta en el Vision Pro -con el Apple Silicon M2-. Samsung sigue potenciando su división Exynos y cuenta con relojes, portátiles (aún x86), auriculares y, evidentemente, móviles.

Pilar estratégico para el mercado. Además, el interés en participar en las acciones de ARM puede ser para beneficiarse de manera automática a la hora de crear dispositivos. Esto es especular, pero puede que de este modo se consigan licencias a un precio menor o se pague un importe menor en regalías por dispositivo vendido bajo la licencia ALL. Lo que está claro es que la ventas de diseños ARM alcanzaron los 2.800 millones de dólares en el año fiscal 2022, un 70% más que en el año fiscal 2016 cuando SoftBank se hizo con ARM.

Los coches también necesitan chips. Y, aparte de móviles y ordenadores, el futuro se está definiendo ahora. A medida que los coches sean más ‘smart’, más procesadores necesitarán y, prácticamente, todas las grandes compañías están apostando por la automoción. El coche de Apple está ahí y Samsung tiene el Exynos Auto V9, un SoC de ocho núcleos con NPU y una potente GPU para coches inteligentes.

Servidores, la mina de oro. Además, si algo va a necesitar la industria son más servidores, y los chips de ARM pueden servir para controlar toda la infraestructura. China, por ejemplo, se ha apoyado durante años en los servidores basados en ARM (parece que un 40% de sus servidores son ARM, según Tom’s Hardware). Nvidia también tiene algunos procesadores para servidores basados en ARM – Grace– y el futuro pasa por aumentar la cantidad de los mismos.

La computación en la nube, el desarrollo de la inteligencia artificial, el streaming, o el almacenamiento de datos precisan de este tipo de equipos y con una ARM pública, las grandes tecnológicas quieren un asiento en ese futuro. De la manera que sea, en un mes o mes y medio conoceremos el destino de ARM y veremos qué empresa tiene más interés en conseguir acciones.

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